Habas verdes
Las habas verdes son una verdadera perla gastronómica. Se acostumbran a comer en conserva, en aceite y, a veces, congeladas.
Se trata de un producto de proximidad: es la semilla del fruto del haba (Vicia faba), una planta anual herbácea robusta que puede superar el metro de altura.
Normalmente, se plantan al final del otoño y se recolectan durante toda la primavera, desde mediados de marzo hasta mediados de junio.
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Fresca, la podemos encontrar dentro de las vainas, para desgranar en casa, pero en muchas tiendas se puede encontrar limpia y sin la vaina, lista para cocinarse.
Las de tamaño pequeño, más jóvenes, son las más valoradas, ya que son más tiernas, dulces y no tienen ningún regusto final amargo. Las grandes también son buenas, pero la peladura exterior es más fibrosa y se tienen que cocer más rato.
Su cultivo está muy extendido por toda Cataluña. Sobre todo, se cultiva en el Maresme, el Baix Camp, el Berguedà, el Alt Urgell y toda la Cataluña central.
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El haba es un alimento muy rico en nutrientes y en vitamina B y C. También tiene muchos minerales, como hierro, calcio y fósforo. Como contiene levodopa y colina, se le atribuyen propiedades que ayudan a conservar la memoria y prevenir enfermedades como el Alzheimer.
Por otra parte, el haba ayuda a depurar la sangre y a mantener a raya el ácido úrico y es un buen alimento para después de hacer deporte, ya que ayuda a recuperarse más rápido.
Las habas no son un alérgeno como tal. Sin embargo, puede haber gente a la que le sienten mal las habas frescas, ya que existe una enfermedad genética por déficit de la enzima glucosa-6-fosfato deshidrogenasa, que popularmente se llama favismo y que puede provocar malas digestiones.
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El plato más típico es el de habas a la catalana, donde se mezclan, estofadas, con costilla, butifarra y tocino. También quedan muy bien con guisantes, en tortilla y en ensalada (es muy popular la ensalada de habitas y jamón).
Igual que otras legumbres, las habas pueden producir flatulencia en algunas personas. Para evitarlo, podemos añadir a la cocción especias y condimentos, como tomillo, hisopo, laurel, hinojo, comino, anís o menta.
En todo caso, es mejor cocinarlas haciendo uno escaldado rápido, antes de la cocción, para eliminar la amargura. Si queremos que queden al dente, con dos o tres minutos de cocción será suficiente, si son pequeñas. Si son más grandes y queremos estofarlas, recomendamos en torno a 30 minutos de cocción.