Vínculo con los territorios
Barcelona es una metrópolis donde se consume una gran cantidad de alimentos, la mayoría de los cuales proceden de fuera de su territorio. Hasta hace pocos años, este abastecimiento se ha venido realizando sin tener en cuenta las consecuencias de los impactos ecológicos y sociales de las cadenas de suministro que nos alimentan.
Asimismo, el entorno urbano está muy poco conectado con los espacios aún existentes en la metrópolis y en su entorno donde se producen los alimentos. De hecho, desde 1956 se han perdido el 80 % de los terrenos agrícolas en los valles fluviales y en los espacios de montaña del área metropolitana de Barcelona. Durante el año 2021, en el que Barcelona ejercerá de Capital Mundial de la Alimentación Sostenible, tenemos una muy buena oportunidad para darle la vuelta a este escenario y poner de manifiesto los vínculos que hay entre el mundo urbano y el mundo rural.
Será igualmente una oportunidad para avanzar en la protección de los espacios productivos de los territorios que configuran la metrópolis de Barcelona. Actualmente encontramos espacios protegidos, como el Parque Agrario del Baix Llobregat o el Espacio Agrario de Gallecs, pero hay otros, en el Maresme, en el Vallès, en el Garraf, en Collserola o en el Montnegre, que también necesitan más protección y la mejora de su gestión. Así podemos reforzar la resiliencia de los sistemas alimentarios locales hacia un modelo basado en la soberanía alimentaria.
Además, la capitalidad también tiene que ayudar a visibilizar las grandes desigualdades que hay en el acceso a la alimentación sostenible en la ciudad real, la de las interdependencias cotidianas y la que mejor puede hacer frente a los retos de futuro, y, sobre todo, evidenciar la necesidad de trabajar con visión de conjunto. La cuestión alimentaria interpela a todo el territorio de la región metropolitana de Barcelona, y ejercer de Capital Mundial de la Alimentación Sostenible puede ser un catalizador para ponerlo de relieve, en particular en los ámbitos de la gastronomía o el turismo.
De todos modos, la apuesta por fortalecer las políticas alimentarias seguirá más allá del 2021. La alimentación sostenible aporta resiliencia, prosperidad y elementos para la mejora de la cohesión social, y es por ello por lo que será uno de los ejes centrales del Compromiso Metropolitano 2030, la estrategia de la región metropolitana para el 2030.
Entre las instituciones que trabajan a favor de la alimentación sostenible se encuentra el Plan estratégico metropolitano de Barcelona (PEMB), una asociación privada sin ánimo de lucro —promovida por el Ayuntamiento de Barcelona y el Área Metropolitana de Barcelona—, que identifica las necesidades y potencialidades del territorio a medio plazo, prevé las tendencias y amenazas y hace propuestas para afrontar el futuro en las mejores condiciones.
En la actualidad, el PEMB impulsa el proceso “Barcelona mañana. Compromiso metropolitano 2030” para la elaboración de la estrategia de la Barcelona metropolitana del futuro: el Compromiso metropolitano 2030, entre otras cuestiones, prevé dar una respuesta conjunta sobre cómo debe ser nuestro modelo alimentario cogiendo como base la Carta Alimentaria de la Región Metropolitana de Barcelona.
En la elaboración del Compromiso metropolitano 2030, el PEMB ha establecido cinco principios que sirven de guía y dan coherencia a los proyectos y las acciones que prevé la nueva estrategia:
- 1. Metrópolis de los 5 millones. Del mismo modo que en el año 2000 la planificación estratégica dio el salto de la ciudad de Barcelona a lo que hoy es el AMB, en la nueva estrategia se incorpora el conjunto del territorio metropolitano, la ciudad real: la metrópolis de los 5 millones, la región metropolitana de Barcelona (RMB).
- 2. “Reducción de las desigualdades”. Se adopta como objetivo central la reducción de las desigualdades y de la segregación urbana, en un contexto de emergencia climática y el mundo pospandemia.
- 3. Quíntuple hélice. En la elaboración de la estrategia se apuesta por un proceso de reflexión y actuación colectiva en el que participan la Administración pública, el sector académico e investigador, el sector privado, la ciudadanía y medios de comunicación.
- 4. Proactividad y positivismo. Se fijan objetivos ambiciosos y transformadores, pero también claros y medibles, para alcanzar en el horizonte temporal del 2030, en forma de misiones.
- 5. Trabajo colaborativo e inclusivo. Las organizaciones implicadas en el proceso, pero también la ciudadanía en general, serán las protagonistas. ¿El objetivo? Entender, atender e incorporar diferentes miradas sobre el desarrollo metropolitano, recogiendo una amplia diversidad de visiones, conocimientos e intereses.
El Área Metropolitana de Barcelona (AMB) también trabaja desde hace tiempo por una alimentación sostenible.
El AMB es la institución de gobierno local y administración pública del área metropolitana de Barcelona, una gran conurbación urbana formada por un total de 36 municipios. Su constitución como administración pública se hizo en el 2011, de acuerdo con la Lley 31/2010, sustituyendo a varias entidades que la precedían.
El AMB tiene competencias que inciden fuertemente en varias dimensiones del sistema alimentario metropolitano, como el territorio y el urbanismo, la movilidad, la vivienda, el medio ambiente y la sostenibilidad, la gestión del agua y los residuos, el desarrollo económico y la cohesión social.
Jordi Salinas – AMB
Dentro de este marco estratégico metropolitano, nace la Carta Alimentaria de la Región Metropolitana de Barcelona (CARM), fruto de un proceso de colaboración y cocreación en el que han participado más de un centenar de entidades y personas durante los años 2017-2019.
La carta es un instrumento de coordinación estratégica para el desarrollo de políticas alimentarias en clave de región metropolitana. Da apoyo y refuerza los procesos que se dan en el ámbito local para la transición hacia un modelo de más soberanía alimentaria, que fortalezca la resiliencia de un sistema alimentario más justo, seguro, sostenible y saludable, formado por criterios sociales, ecológicos y de proximidad.
La adhesión a la Carta Alimentaria de la Región Metropolitana de Barcelona supone la vinculación de las instituciones y organizaciones firmantes con el Pacto de Milán de Políticas Alimentarias Urbanas y la voluntad de colaboración en el buen desarrollo de las actividades asociadas al proyecto Barcelona, Capital Mundial de la Alimentación Sostenible 2021.
Los objetivos de CARM
Facilitar la participación y la gobernanza para crear una base social e institucional implicada.
- Repensar los sistemas alimentarios desde un enfoque holístico que tenga en cuenta la alimentación como un derecho de los territorios y de las personas, situando el cuidado de la vida y las personas en el centro.
- Considerar la mayor diversidad y la pluralidad de actores del sistema alimentario en clave de quíntuple hélice: las administraciones públicas; el sector primario productivo (sector agrícola y agropecuario y primera transformación alimentaria) y las empresas del ciclo alimentario; las universidades y la investigación; la ciudadanía y sus organizaciones, y los medios de comunicación.
- Identificar y transformar experiencias de buenas prácticas en programas y políticas públicas.
- Explorar y facilitar la constitución de espacios o marcos propios de gobernanza y transparencia.
- Generar conocimiento, discurso e imaginario en una estrategia de comunicación y sensibilización coordinada.
Defender un medio agrario vivo que impulse la producción local y su valor social y ecológico.
- Proteger, recuperar y dinamizar el suelo agrícola.
- Defender a los productores y productoras asegurando su viabilidad económica, ecológica y social.
- Fomentar los circuitos de comercialización de proximidad.
- Investigar e implantar sistemas logísticos que faciliten la distribución conjunta de los productos agroalimentarios de proximidad.
- Promover la agricultura social, que da apoyo a la agricultura urbana, por los beneficios que tiene para la cohesión social.
Priorizar la equidad social y económica ante la crisis climática y el mundo pospandemia.
- Democratizar la alimentación en función de un principio de justicia social que garantice las condiciones de acceso de toda la población a una alimentación sana, equilibrada y sabrosa.
- Empoderar y sensibilizar a la ciudadanía hacia unos modelos de consumo y estilos de vida más saludables, responsables y sostenibles.
- Poner de relieve el potencial estratégico y el compromiso de la industria alimentaria y del sector agrario en términos de innovación social, economía circular y desarrollo territorial sostenible.
- Sensibilizar en la prevención de residuos, la cultura del aprovechamiento y el horizonte residuo cero.