Desperdicio y reaprovechamiento alimentario
Según la Agencia de Residuos de Cataluña, cada persona genera 35 kilos de residuos alimentarios por año: en Cataluña, el 58 % del desperdicio alimentario tiene lugar en los hogares; los supermercados son responsables del 16 %; los bares y restaurantes, del 12 %; el comercio al por menor, del 9 %; los servicios de catering y restauración de las instituciones, del 4 %, y los mercados municipales, solo del 1 % de los residuos alimentarios. Es evidente que hay que revertir estas cifras, ¿verdad?
Las 262.471 toneladas de alimentos desperdiciados en el año 2010 en Cataluña equivalen al 20 % de toda su superficie agraria útil (Agencia de Residuos de Cataluña, 2012).
Las emisiones generadas por estos alimentos desperdiciados (desde su producción hasta su gestión) superaron las 520.700 toneladas de CO2, el equivalente a las emisiones de unos 20.300 automóviles a lo largo de toda su vida útil (ARC, 2012).
La producción de comida genera emisiones de amoníaco, que afecta a la calidad del aire, y lixiviatos de nitrógeno, que afectan a la calidad del agua dulce (“Diagnosis del sistema alimentario”, Plan Clima 2017).
El desperdicio alimentario es responsable de entre el 8 % y el 10 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
Sensibilizar y educar sobre este grave problema es el primer paso para evitar el desperdicio. Se debe recuperar el valor de los alimentos y pensar que los restos alimentarios son un recurso, no un residuo. Por lo tanto, separar bien en origen y reaprovechar, dos de los objetivos de la ciudad de Barcelona, reducirá directamente las emisiones de metano.
El desperdicio se produce en todos los procesos de la cadena alimentaria, desde la agricultura hasta el consumo, por lo que todas estamos implicadas.
- En el ámbito empresarial y social hay que tener en cuenta la Ley contra el desperdicio alimentario, que, entre otros aspectos, obliga a los restaurantes a facilitar que la clientela se pueda llevar en un envase la comida que no se acabe; insta a las empresas alimentarias a incentivar la venta de productos con caducidad próxima; establece que los restos no comibles se aprovechen para otros usos, e incluye las bases de una regulación sobre el espigueo.
- En el ámbito doméstico hay que ser conscientes del problema, darlo a conocer, hablar de él y pensar en él al comprar y cocinar. Comprar con una lista, calcular las raciones, buscar recetas de aprovechamiento o compostar son herramientas útiles para dejar de tirar comida a la basura.
El mejor residuo es el que no se genera. Es la máxima de la estrategia Residuo Cero, adoptada por el Ayuntamiento de Barcelona en el 2016. Disminuyendo la generación de los residuos, reutilizando los productos y reciclando los residuos de manera eficiente, se prevé la mejora de la calidad del producto reciclado y, de manera específica, de la materia orgánica. Con este proyecto, Barcelona prevé situarse en unos niveles de recogida selectiva próximos al 60%, en la línea de lo que exigen tanto la Unión Europea como el Plan de gestión de residuos de Cataluña. En el año 2020, el nivel de recogida selectiva de residuos en el conjunto de la ciudad se sitúa en torno al 36%.
La contaminación de los plásticos es un problema global. Según un informe elaborado por la ONG WWF, la región del Mediterráneo es la cuarta productora de plástico del mundo. En total, genera unos 24 millones de residuos plásticos al año, y el equivalente a 33.800 botellas de agua se tiran cada minuto al mar. Además, la ONU alerta que solo un 9 % de los plásticos en el mundo se reciclan. El 42 % de los plásticos producidos en el mundo tienen que ver con el empaquetado de productos y casi la mitad de estos son envases y envoltorios alimentarios.
Las cifras son ciertamente alarmantes y, para contrarrestarlas, se requiere un esfuerzo conjunto entre los poderes públicos y la ciudadanía. En noviembre del 2019 se constituyó en el Ayuntamiento de Barcelona la Mesa Plástico Cero, en la que participan operadores públicos y privados para llegar a acuerdos voluntarios y desplegar medidas administrativas e incentivos con el objetivo de erradicar el plástico de un solo uso en la ciudad.
Nuestra basura diaria contiene un 40 % en peso de materia orgánica (restos de comida o de plantas del balcón). Estos restos, más que un residuo son un recurso valioso, ya que podemos convertirlos en abono natural, el compost, y devolverlos a nuestros huertos, jardines o plantas.
Y al hacer compostaje contribuimos a la reducción de los desperdicios que se llevan a los vertederos o a las incineradoras; de esta manera disminuimos los problemas ambientales asociados a estos tratamientos.
Por lo tanto, el compostaje recupera la materia orgánica y sirve para acercarse a una economía circular.
El compost se puede producir en Barcelona de cuatro maneras diferentes:
Compostaje municipal
En Barcelona, la basura orgánica se recoge en el contenedor marrón, y con ella se hace compost y biogás, una fuente de energía que se utiliza para producir electricidad y calor, en el Ecoparque de la Zona Franca.
Compostaje comunitario
Existe el compostaje comunitario, una alternativa para hacer compuesto de manera colectiva en espacios comunitarios y públicos, reduciendo los residuos municipales y generando un ahorro económico. Para participar, encuentra el punto de compostaje comunitario más próximo a tu domicilio, como en la Barceloneta, en la Sagrada Família, en Vallcarca y en algunos espacios del Plan BUITS y en huertos municipales, entre otros. El compost generado se tamiza manualmente y se devuelve periódicamente a las familias participantes del barrio.
Compostaje en el trabajo
También puedes organizar un espacio de compost en tu empresa, asociación, escuela o entidad social. Este compost lo podemos utilizar para nuestras plantas y nuestros huertos, ayudando a cerrar el ciclo de la materia.
Compostaje en casa
Y en casa, si vives en un piso y quieres reciclar tu materia orgánica, prueba a hacer compost con gusanos y consulta el Manual del compostaje urbano o la Guía para hacer un compostador casero. Y, si tienes jardín o terraza, aprovéchalos para hacer compost y consulta tus dudas en el Manual del compostaje de jardín.