Granada
La granada es el fruto del granado. Se cree que su origen está en Oriente, puesto que ha aparecido en documentos históricos datados del año 4000 a. de C. En cualquier caso, se considera originaria de Persia, Irán y el Himalaya occidental y se cultiva desde hace miles de años en sitios como India, Irán, Afganistán, Rusia, Pakistán, Irak y la región mediterránea.
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Es un alimento rico en vitaminas C y B2, B9. Contiene minerales como, por ejemplo, potasio, hierro, cinc, cobre, selenio, magnesio y calcio, y es muy rica en hidratos de carbono y antioxidantes.
Además, posee mucha fibra.
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Es una fruta que no acepta grandes manipulaciones de repostería y siempre es preferible consumirla fresca o en zumo. Puesto que su sabor es poco intenso, resulta difícil incorporarla a algunas recetas, pero de todos modos tenemos varias opciones para consumirla:
- Natural: acompañando otras elaboraciones (yogur, ensaladas, etcétera, con granos de granada).
- Zumo: al tener mucha agua, es ideal para hacer zumos.
- Infusión: pueden hacerse infusiones con el zumo de la granada combinado con té, rooibos, hibisco, menta, etcétera, y consumirlas frías en épocas de calor, como si se tratara de un agua saborizada, para hacer un aperitivo.
- Sorbete y granizado: una buena opción es elaborar un sorbete o un granizado a partir de su zumo, siempre y cuando estén bastante maduras.
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A la granada no le hacen falta elaboraciones sofisticadas, porque sus característicos granos ya son de una textura muy especial y sabrosos. Tiene una piel dura que la protege de madurar rápidamente, así que tiene una duración bastante larga. Es buena para acompañar tanto ensaladas como macedonias dulces y es muy recomendable prepararla con zumo de limón o vinagre, que ayuda a potenciar su sabor. Puede prepararse en zumo y en infusiones y sus conocidos granos son muy adecuados para decorar platos, para ensaladas y para acompañar helados, mousses o cremas.