Vínculos que alimentan: cooperación entre entidades y participación vecinal para transformar la alimentación en los barrios

Este proyecto colaborativo, que se implementará en un proyecto piloto en el barrio de Sant Genís dels Agudells, es un ejemplo inspirador para las entidades que se preparan para participar en una nueva edición del encuentro.

Representants de les entitats impulsores del projecte Vincles que alimenten.
24/04/2025 - 13:31 h - Comercio y mercados

El proyecto Vínculos que alimentan nació a raíz de la edición del 2023 del Agrohackató, iniciativa impulsada por Agròpolis, un espacio de participación para una alimentación sostenible promovido por el Ayuntamiento de Barcelona. En este encuentro, entidades diversas de toda la ciudad coincidieron en torno a una idea inspiradora surgida de una experiencia en París: intervenir a escala muy pequeña –una calle o una plaza– para promover hábitos de alimentación sostenible.

A partir de esa idea, y tras un proceso de conocimiento mutuo y un profundo trabajo de conceptualización, el proyecto se ha convertido en una guía centrada en la transformación alimentaria desde un enfoque local, participativo y comunitario. Ahora, se pondrá en práctica en un proyecto piloto en el barrio de Sant Genís dels Agudells.

Tres entidades cercanas y diferenciadas

Vida Sana, Antígona y Manjaretti trabajan la alimentación saludable y sostenible desde ámbitos diversos. Así, con la participación como elemento central del proyecto, han encontrado la clave de vuelta para poner en marcha el engranaje de trabajo conjunto entre las tres.

La Asociación Vida Sana es una entidad sin ánimo de lucro que desde 1981 se dedica a promover la agricultura ecológica y la alimentación sana desde la producción y la formación. Por su parte, Antígona se dedica a desarrollar proyectos con metodologías participativas como herramientas fundamentales en los procesos de transformación social.

Finalmente, la Asociación Cultural y Gastronómica Manjaretti se dedica a promover la gastronomía como herramienta de transformación social para que todas las personas puedan adquirir una mayor conciencia del bienestar individual y comunitario, el consumo responsable y la sostenibilidad del planeta.

De la idea inicial a la guía final: cooperación y reflexión compartida

El proceso de definición del proyecto no fue inmediato. De hecho, el equipo impulsor explica que lo que se presentó inicialmente fue solo un punto de partida que dio lugar a meses de trabajo conjunto, encuentros mensuales y una reformulación profunda del proyecto, que, finalmente, recibió el apoyo de las ayudas Impulsem el que fas del Ayuntamiento de Barcelona.

Finalmente, el resultado ha sido una guía práctica que recoge los pasos metodológicos para intervenir en un territorio con el objetivo de fomentar una alimentación más consciente. La idea es centrarse en la proximidad de núcleos vecinales pequeños y ser una chispa para encender la participación, no solo en la transformación del modelo alimentario, sino en la propia definición de qué es para cada uno la alimentación saludable y sostenible.

La clave es la participación: no se trata de hacer talleres para imponer hábitos, sino de escuchar las necesidades y visiones de los vecinos y vecinas. “No vamos a un barrio a decir qué hay que hacer. Son ellos quienes definen qué significa para ellos alimentación saludable”, apunta Ale Manetti. Así, la guía no impone modelos cerrados, sino que “ofrece recursos y herramientas que cada territorio puede adaptar, porque el concepto de alimentación sostenible es muy particular en cada comunidad”.

Es por ello que la guía proporciona diferentes recursos y herramientas posibles para que cada grupo y cada persona la adapte al contexto en el que se encuentra: “No tiene pasos fijos, sino que tras haber aterrizado en el territorio, será el grupo motor el que utilizará las herramientas que considere más adecuadas”, concluye Manetti.

Un trabajo de fondo: los vínculos entre entidades

Uno de los valores destacados de Vínculos que alimentan es la intercooperación. A pesar de las dificultades iniciales y un trabajo previo que duró meses, las entidades implicadas valoran muy positivamente el proceso. De hecho, Ale Manetti recuerda que “ya de entrada nos encontramos con la necesidad de debatir y definir qué era para cada uno la alimentación sana y sostenible, porque tenemos puntos en común, pero también puntos de atención diversos”.

Así, “antes de trabajar en el proyecto como tal tuvimos que encontrar una motivación común y unas dinámicas de trabajo compartidas, y eso nos ha hecho ir poco a poco y rebajar expectativas, pero también nos ha hecho aprender mucho las unas de las otras y llegar más lejos de lo que habríamos podido hacer solas”, explica Lucrecia Olivares, de Antígona.

Para Montse Escútia, de Vida Sana, con una larga trayectoria en promoción de la alimentación ecológica, este proyecto ha significado ampliar la mirada. “Hemos trabajado mucho el contenido y la formación, pero no habíamos abordado nunca la dimensión social y participativa, y eso ha sido muy enriquecedor”.

Además, Lucrecia Olivares también destaca la dimensión autocrítica del proceso: “Este proyecto nos ha hecho cuestionar a cada uno cómo hacemos las cosas como entidades, porque la autocrítica no es posible mirándose al espejo, sino que es necesario que exista una pluralidad de miradas y debate entre diferentes sensibilidades”.

Del papel a la calle: prueba piloto en Sant Genís y Roquetes

Con la guía como base, el proyecto entra ahora en una nueva fase: la puesta en práctica como prueba piloto. Hay barrios en Barcelona como Sants, el Poble-sec o Gràcia donde existe mucho movimiento asociativo y, en concreto, entidades en torno a la alimentación sana y sostenible que ofrecen muchos recursos. En este sentido, se ha valorado probar el funcionamiento de la guía en algún territorio donde todo esto queda más lejos.

De este modo, tras un proceso de prospección, se ha decidido activar esta fase en el barrio de Sant Genís dels Agudells, en el distrito de Horta-Guinardó, y, después, en Roquetes, en Nou Barris. Así, la intención es crear un grupo motor formado por entidades y vecinos y vecinas que definan las acciones a realizar a partir de las propuestas de la guía.

El Agrohackató: la semilla de este y otros proyectos

La historia de Vínculos que alimentan arranca en el Agrohackató de Agròpolis, un espacio de creatividad colectiva donde entidades de todo tipo se encuentran para imaginar proyectos transformadores. Esta jornada, organizada anualmente, fomenta el conocimiento y la creación conjunta entre entidades del sector agroecológico y de la soberanía alimentaria.

Además, Agròpolis ofrece apoyo técnico y facilita que las ideas surgidas durante el Agrohackató puedan consolidarse como proyectos con recorrido, tal y como ejemplifica Vínculos que alimentan.

Según las impulsoras, este espacio es mucho más que una dinámica puntual. Montse Escútia explica que “para las entidades pequeñas como la nuestra, que andamos siempre de cabeza, es una oportunidad de parar, conocer otras entidades, inspirarnos y ver que no estamos solas”.

Para Ale Manetti, “se trata de un conocimiento amable entre las entidades que es fundamental, porque en una ciudad tan viva como Barcelona hay muchas iniciativas que no nos conocemos”. Además, también “da sentido a conceptos como el trabajo en red o la participación, que definen la pasión viva por el diálogo constante y el proceso crítico que impulsamos”. La prueba es que “nosotras ahora estamos aquí juntas y ya nos hemos apuntado a la siguiente edición”, concluye Lucrecia Olivares.