La investigación y el tejido socioeconómico se conectan para transformar el sistema alimentario a través de Agròpolis
En el Centro Cívico Joan Oliver “Pere Quart” se presentaron más de una treintena de proyectos relacionados con los entornos alimentarios, la agroecología, la agricultura urbana, y la salud y la alimentación.

El martes 25 de febrero, el Centro Cívico Joan Oliver “Pere Quart” fue escenario de una sesión de intercooperación, impulsada por el espacio Agròpolis, en la que participaron representantes del Ayuntamiento, universidades y entidades sociales y económicas de la ciudad.
Durante la primera parte de la mañana, en un formato de elevator pitch, con intervenciones breves y dinámicas, se presentaron hasta treinta proyectos de investigación procedentes de quince grupos de investigación distintos. Además, se expusieron diversas líneas de financiación promovidas por el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat de Catalunya para fomentar la investigación en ámbitos clave como la agroecología, la alimentación sostenible y la agricultura urbana.
Así, los asistentes pudieron conocer el trabajo de grupos de investigación de la Universidad de Barcelona – FARO (Observatorio para la Acción y la Investigación en Alimentación); el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales (ICTA-UAB); Sostenipra; el Área de Sostenibilidad del Instituto Metrópoli; el CSIC – Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua; la Facultad de Ciencias de la Salud de Blanquerna-URL; el CREAF – Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales; el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) – Grupo de estudio y promoción de la alimentación sostenible; Living Lab de Salud de IrsiCaixa; Arran de Terra; TURBA Lab; NUTRALiSS de la UOC; e iMARES del ICM-CSIC.
Más colaboración y transferencia bidireccional de información
Según Robert Martínez Varderi, representante de la secretaría técnica de Agròpolis, el objetivo del encuentro fue “dar a conocer el trabajo que están realizando estos grupos de investigación y explorar formas de vincularse con el tejido económico y social de la ciudad, pero también facilitar que este tejido pueda transmitir al ámbito de la investigación sus necesidades de conocimiento”.
De esta manera, después de las presentaciones, en un espacio informal durante la pausa para el desayuno, los asistentes pudieron conversar para profundizar en aquellos proyectos que les despertaron mayor interés y con los que detectaron vínculos y posibilidades de colaboración.
La última parte de la jornada dividió a los asistentes en cuatro grupos temáticos para participar en una dinámica grupal de identificación de puntos en común entre los proyectos, detectar carencias en la investigación y explorar vías para trasladar la investigación al tejido social y económico.
Más recursos y menos desperdicio alimentario
En el grupo que debatió sobre los entornos alimentarios, las entidades pusieron de manifiesto la dificultad de encontrar financiación para iniciativas pequeñas, así como los desafíos de crear redes en entornos de vulnerabilidad.
También se debatió sobre la necesidad de incentivar el retorno hacia las entidades que participan en proyectos de investigación y se enfatizó la urgencia de reducir el desperdicio alimentario mediante una visión sistémica que integre toda la cadena de valor.
Investigación y buenas prácticas en los huertos urbanos
En cuanto a la agricultura urbana, se subrayó la importancia de implicar a los participantes de los huertos sociales en la investigación para reforzar su papel activo. También se destacó la necesidad de proteger espacios con biodiversidad urbana y se debatió sobre las prácticas poco sostenibles que aún se dan en algunos huertos particulares. Las entidades reclamaron más investigación social para fomentar el intercambio de semillas y variedades locales.
La participación de los productores, el reto en la agroecología
En el ámbito de la agroecología, se resaltaron los beneficios de investigar en colaboración con las personas que producen y distribuyen alimentos. Sin embargo, se señaló que esto resulta complicado, porque su participación sigue siendo limitada debido a la falta de recursos y financiación, así como a barreras burocráticas.
Por su parte, las entidades que no son centros de investigación expresaron su interés en fortalecer los vínculos con las universidades para difundir proyectos, y propusieron que estas puedan actuar como centros financiadores de proyectos, además de tener más en cuenta a las entidades en el diseño y la presentación de proyectos.
La necesidad de formación en nutrición del sector sanitario
El grupo dedicado a alimentación y salud puso sobre la mesa la falta de formación en nutrición dentro del sector sanitario y la necesidad de investigar más sobre el consumo y la sostenibilidad del pescado, un ámbito poco explorado en la investigación alimentaria. También se sugirió adaptar herramientas de análisis nutricional a los centros de atención primaria y hospitales.
Finalmente, los participantes destacaron el potencial de la colaboración entre centros de investigación y entidades para generar estudios aplicados y apoyar iniciativas comunitarias. En este sentido, se planteó la creación de convenios con estudiantes para reforzar los proyectos locales.