El Ayuntamiento alerta del impacto ambiental provocado por la importación de soja

Publicado un informe sobre la comercialización de la soja a través de una de las principales infraestructuras logísticas de la ciudad: el Puerto de Barcelona.

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17/05/2021 - 14:07 h

La capitalidad mundial de la alimentación sostenible de este año en Barcelona es una oportunidad para valorar la huella climática de las grandes ciudades en el actual modelo alimentario globalizado. Por este motivo, el Ayuntamiento de Barcelona ha encargado a la organización GRAIN un análisis riguroso sobre el papel de la ciudad en este modelo agroindustrial que impacta negativamente tanto en el clima como en la soberanía alimentaria de muchos pueblos. El informe se centra concretamente en la comercialización de la soja a través de una de las principales infraestructuras logísticas de la ciudad: el puerto de Barcelona.

La soja es el producto agrícola más comercializado del mundo y su cultivo y comercio se encuentran en continua expansión a causa de su flexibilidad y versatilidad en los usos. Su cultivo, producción y comercialización son los responsables de la deforestación o acaparamiento de grandes superficies, como por ejemplo en el Amazonas y recientemente en el Cerrado, en Brasil, con la consiguiente pérdida de biodiversidad y de los servicios ambientales asociados. Además, en países productores como Brasil, Argentina, Paraguay o Bolivia, su producción ha provocado la reconcentración de la propiedad de la tierra en detrimento de los pequeños campesinos y las comunidades indígenas.

El 80 % de la soja procesada mundial se destina a los piensos para alimentación animal, y el 20 % restante se dedica a la elaboración de aceite para el consumo humano y de uso industrial. España es responsable de la quinta parte de la importación total de habas de soja de la Unión Europea (Cataluña, del 13 %, y el puerto de Barcelona, del 8 %). A través del puerto de Barcelona entran el 44 % del total de habas de soja importadas por el Estado español, y se procesa, en las instalaciones que Cargill y Bunge tienen en el puerto, la mitad de la harina de soja producida en todo el Estado. Esta producción abarca la actual demanda de harina de soja de la industria catalana de piensos para la alimentación animal.

Cataluña es líder en la industria del pienso, produciendo el 21 % del total del Estado. No obstante, esta cantidad de pienso no es suficiente para cubrir la demanda de la industria porcina catalana, lo que condiciona el aumento de importaciones de soja por el puerto de Barcelona a pesar de los llamamientos mundiales a la descarbonización de la economía y a los esfuerzos del Consistorio para reducir las emisiones directas.

Se tiene que tener en cuenta que la soja y la harina de soja importadas por Cataluña requieren una superficie cultivada anual de 1.250.000 ha, lo que equivale a casi un 40 % de la superficie total de Cataluña. De la misma manera, la soja que entra en el puerto representa unas 230.000 hectáreas de deforestación en la región brasileña del Cerrado, es decir, lo que equivale al 14 % de todos los bosques de Cataluña. Además, el procesamiento de las 750.000 toneladas de soja que llegan anualmente procedente del Brasil representan un 2 % de las emisiones de gases de efecto invernadero de Cataluña.

El papel del puerto de Barcelona en la importación de soja

Por su parte, el puerto de Barcelona ejerce un papel más que relevante tanto en las importaciones de soja como en el procesamiento y la distribución dentro de la industria ganadera catalana. La Autoridad Portuaria facilita la actividad económica de sus concesionarios y genera condiciones para la competitividad, y en algunos casos se extienden los contratos de concesión a cambio de inversiones por parte de las empresas concesionarias. Esta situación forja la estrecha relación con multinacionales como Cargill y Bunge y promueve que estas consoliden su posición dominante en el sector agroindustrial.

Por este motivo, y teniendo en cuenta la situación actual de crisis ecológica, económica y sanitaria, el Ayuntamiento insta el puerto de Barcelona a cuestionar su propósito final para maximizar el tráfico de productos y buscar los espacios de acción e influencia para contribuir a la construcción de un sistema alimentario sostenible y solidario a escala local e internacional y coherente con el escenario actual de emergencia climática.

Por último, el informe también pone de relieve el impacto del consumo masivo de proteína animal y la necesidad de rebajar y sustituir el consumo de carne industrial por carne ecológica. En este sentido, el Ayuntamiento ya ha puesto en funcionamiento diferentes acciones y mecanismos para hacer frente a este impacto, como los menús escolares que promueven menos carne roja y más proteína vegetal.

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